Si bien la norma ISO 9001: 2015- Sistemas de gestión de la calidad no se actualiza desde hace 9 años, su estructura es tan flexible como para adaptarse a las nuevas tecnologías y ser compatible con la inteligencia artificial. Los principios del estándar, que son el enfoque al cliente, mejora continua, liderazgo, gestión de relaciones, enfoque basado en procesos, compromiso de las personas y toma de decisiones basadas en evidencias pueden ser reforzados por la IA, una herramienta capaz de analizar grandes volúmenes de datos para identificar patrones, predecir tendencias y optimizar los procesos, contribuyendo así con la calidad de productos y servicios.

Tesla, Amazon e IBM son algunas de las organizaciones que cuentan con sistemas de gestión de la calidad y también usan IA para impulsar la excelencia operativa. Todo esto pasa por la automatización de tareas y procesos, pero va más allá: crean modelos predictivos que permiten anticipar problemas antes de que ocurran, así son más eficientes y reducen costos. La IA también posibilita a organizaciones como Netflix, por ejemplo, a personalizar sus productos y servicios de forma precisa tras analizar y clasificar los datos de los clientes, sus necesidades y preferencias.

Aprovechar la fusión de la norma y la IA no solo es un beneficio para gigantes corporativos. Las PYMES también pueden disfrutar las ventajas competitivas de esa combinación. ¿Cómo asumir la implementación de ISO 9001: 2015 y el uso de la IA?

• Crear una cultura que fomente la innovación para que adoptar tecnologías como la IA sea natural.
• Contar con disposición para aprender nuevas habilidades y adaptarse a los cambios.
• Adoptar la IA en diferentes áreas de la organización y no solo en el departamento de tecnología o de calidad.
• Crear un entorno en el que se permita fracasar, experimentar y aprender de los errores.

Oportunidades que se multiplican 

Las oportunidades que confieren un sistema de gestión de calidad (SGC) en conjunto con la IA multiplican las ganancias y el éxito, por ejemplo:

• En la industria automotriz: mejoran la seguridad de los vehículos. 
• En el sector sanitario: personalizan los tratamientos médicos.
• Área aeroespacial: analizan datos de sensores para detectar anomalías, y optimizan los procesos de fabricación.
• Industria farmacéutica: controlan la calidad de las materias primas, monitorean los procesos de fabricación, predicen la vida útil de los medicamentos, detectan fraudes y desarrollan nuevos fármacos.
• Alimentación: detectan contaminantes y optimizan la cadena de frío.

Y como no hay quehaceres organizacionales exentos de riesgos, la implementación de un SGC con IA no es la excepción. Uno de los riesgos más significativos se basa en la calidad de los datos para entrenar la IA. Si son sesgados o incompletos, las decisiones tomadas por los sistemas también lo serán, lo que nos lleva a la obtención de resultados inexactos. La resistencia al cambio también es un riesgo latente porque la incertidumbre que crea la combinación de IA y un SGC pueden hacer que los colaboradores sean reticentes y desconfiados. Y si todos quieren innovar e implementar, pero no saben cómo hacerlo por falta de una estrategia clara pueden hacer inversiones ineficientes e insuficientes, puesto que no se sabe qué se quiere lograr ni cómo se hará. La IA es una tecnología compleja que requiere conocimientos especializados para su implementación y mantenimiento.

¿La implementación de un SGC y la IA nos acercan a un mundo con más calidad, sostenibilidad y justicia? Consideramos que una implementación ética y siempre supervisada por humanos podría mejorar la calidad de los productos y servicios, lo que se traduce en reducción del impacto ambiental y búsqueda de la equidad, factores que contribuyen a un futuro más prometedor para todos.

 Kaoru Ishikawa sostenía que, si todas las naciones desempeñan su papel en el fomento del control de calidad, el mundo hallará la paz y sus habitantes podrán vivir juntos felices y armoniosamente. El gurú percibía la calidad como instrumento para mejorar la vida de las personas y comunidades. Posiblemente la IA, con sus aportes a la eficiencia, precisión y apoyo en la toma de decisiones sea el espaldarazo que requiere la calidad para aproximarse a cumplir la premisa del maestro.