Cuando tienes fiebre, tomas la temperatura para conocer si hay evolución. Y, en un ejemplo más optimista y divertido, si vas en un auto de carreras chequeas el nivel de combustible, la presión de los neumáticos o el estado del motor. Al implementar un sistema de gestión de la energía (SGEn), también necesitamos medir el desempeño para evitar crisis, verificar si estamos cumpliendo con los objetivos planteados, tomar decisiones bien fundamentadas (con datos en la mano), optimizar los procesos, ganar competitividad y cumplir con las leyes. Un SGEn no es un proyecto que se termina y puedes olvidar, sino que no tiene fin: siempre se puede ser más eficiente.
Las etapas críticas de medición tienen lugar dentro de las cuatro fases del ciclo Planificar – Hacer- Verificar – Actuar, como veremos a continuación:

La revisión energética, un análisis crítico que se hace sobre los procesos para determinar los usos significativos de la energía (UIEn), y el plan de recogida de datos, que es la rutina de recolección , orden, medición, para el posterior análisis, dan lugar a la planificación de las mediciones. Por eso es tan importante que entendamos los usos de la energía, por ejemplo: ¿los procesos utilizan intercambios de calor, climatización, transporte u otro? Adicionalmente la revisión nos dejará saber cuáles son los usos actuales de la energía (eléctrica, combustible, aire comprimido, agua a presión, vapor o cualquier tipo de energía) y en qué se emplea: calentar; enfriar; transportar; mover; preservar materiales, equipos, herramientas, productos y demás acciones requeridas en cada proceso, además de conocer fuentes si son renovables o no. Otro de los aportes más significativos de esta etapa es conocer cuál será el uso de la energía a futuro: si hay planes de cambios de plantas, nuevas líneas de producción, nuevos productos, además de posibles innovaciones dentro del sistema de energía de la organización.
Para responder a la interrogante de qué mediremos y cómo, definimos indicadores de desempeño energético (IDEn). Estos combinan las variables que permiten hacer medición (e inclusive seguimiento) del SGEn a través de los resultados. ¿Un indicador por excelencia? kW-h/unidad producida , es uno de los más usados, pero no es el único y no es pertinente en todas las industrias. Puedes medir el porcentaje de energía renovable (energía limpia / consumo total), el costo energético por área (CLP por departamento/línea de producción) o el tiempo de recuperación de la inversión en proyectos de eficiencia energética (costo total del proyecto / ahorro anual en energía).
¿Ya definiste la línea base energética (LBEn)? Se trata del consumo histórico de energía (kWh) de la operación de la empresa en un periodo regular que sirve como referencia para medir si tus acciones de eficiencia funcionan. Se calcula con datos de al menos 12 meses, ajustando por variables como producción, horarios o clima. Conviene establecer parámetros que permitan determinar, por ejemplo, cuál es el desempeño energético (picos de producción, horas muertas, desperdicio) frente a objetivos primordiales del SGEn, como el ahorro y la eficiencia energética.
Al final de la revisión y gracias a la recolección de datos obtendremos información del desempeño energético que podemos ordenar y procesar para la toma de decisiones en la etapa de Hacer.
En cuanto a la verificación, hacemos seguimiento a la eficacia de los planes de acción derivados del control operacional, chequeamos continuamente los indicadores de desempeño energético y vemos si existe correlación entre los indicadores, si la línea base refleja la optimización del consumo de la eficiencia y el ahorro energético.
Sin embargo, esta etapa no estaría completa sin contemplar el conjunto de requisitos legales asociados al SGEn. Por ejemplo, en Chile contamos con la Ley 21305 Sobre Eficiencia Energética. Es oportuno considerar otras legislaciones asociadas a la gestión de la energía, como la Ley 21455 Marco de Cambio Climático (regula la emisión de gases de efecto invernadero), y conocer si tu organización debe registrarse como RVE (Empresas con Valorización Energética).
¿Todo listo? ¡Comprobémoslo con una auditoría! Mientras revisamos la política y objetivos energéticos, programas, planes e informes de auditorías sobre los componentes del sistema de gestión, analizaremos evidencias que nos harán concluir y mejorar. La revisión por la dirección, gracias a su recolección de datos generales que inician con la estrategia de gestión de la energía, pasando por la determinación de las partes interesadas y seguimiento de:
- Los resultados de la divulgación de la política de gestión de la energía,
- los resultados de los objetivos de la gestión de energía
- los procesos de comunicación,
- capacitación y toma de conciencia
- la eficacia de los planes operacionales y de los procesos del SGEn
culmina con la verificación de la recolección y comparación de datos de la línea base. En este punto estaremos listos para decidir si el plan de recolección de datos necesita ajustes o no.
La fase Actuar nos conmina a hacer seguimiento a las no conformidades y acciones correctivas derivadas de las auditorías y revisión por la dirección. Estamos hablando de oportunidades de mejora y de factores críticos de éxito.
El SGEn te ayuda a sobrevivir, pero medir lo es todo si quieres mejorar. ¿Por qué relacionamos el monitoreo con el ciclo PHVA? Porque este es más que un círculo, es una escalera de mejora continua que te acerca a la excelencia en cada nuevo escalón.
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