Colorido y explícito, los cuadros van desde la alarma del rojo granate (grave), el naranja y/o amarillo (alerta) hasta la quietud del verde (aceptable). El mapa de calor es un gráfico que sirve para visualizar los niveles de riesgos en orden de prioridad y nos deja entender la relación de probabilidad e impacto representada por números y colores.
Esta imagen gráfica nos ayuda a hacer la evaluación– recordemos que el proceso de gestión del riesgo comprende las fases identificación, análisis, evaluación y tratamiento – identificando patrones, analizando comportamientos, optimizando procesos, detectando anomalías y comunicando las urgencias a los dueños de riesgos, líderes de procesos y tomadores de decisiones.
Un mapa de calor permite jerarquizar riesgos, porque los ordena y ayuda a comparar con otros resultados. Al final se convierte en una representación de los posibles resultados de la evaluación del riesgo. En este artículo te enseñaremos cómo hacer un mapa de calor que contribuya a que tu gestión de riesgos sea eficaz. ¡Comencemos!
Entremos a nuestro documento de evaluación de riesgos y hagamos una tabla de datos con una fila que contenga la probabilidad de los riesgos y una columna en la que figure el impacto:
- Organiza tus datos: Asegúrate de que tus datos estén en un mismo formato y una misma escala. Así los resultados tendrán coherencia.
- Personaliza el mapa de calor:
- Colores: Elige una escala de colores que sea fácil de interpretar. Los colores cálidos suelen representar valores altos, mientras que los colores fríos representan valores bajos. Por ejemplo, si el riesgo de afectación de las operaciones por terremotos es alto, la fila que pertenezca a ese apartado debería ser de color rojo. Si el riesgo de ciberataques es medio, el color que lo representa podría ser el naranja. Y si los riesgos de robos son bajos, podríamos emplear el verde.
- Símbolos: Sirven para diferenciar entre riesgos inherentes (existen en cada proceso de forma natural, sin controles previos) y residuales (permanece después de ejecutar controles).
- Añade etiquetas y leyendas: Es una buena forma de explicar lo que representa cada color y símbolo.
- ¡Listo para guardar! Guarda tu mapa de calor en un formato adecuado para compartirlo o utilizarlo en presentaciones.
Marca la diferencia
El mapa de calor contribuye a comprender si debemos mitigar por probabilidad o impacto y nos ayuda a elegir las mejores alternativas de mitigación. Si no lo usamos se dificultará establecer prioridades y comunicarlas a las personas pertinentes. Las consecuencias derivan en que los colaboradores no se concienticen porque les cuesta percibir el grado de urgencia de los riesgos en los que estén involucrados. Prescindir del mapa de calor implica perder una representación gráfica valiosa y no potenciar la comunicación para que todos sepan qué se debe hacer, quién lo hará y en cuánto tiempo.
Una consulta, que herramienta específica realiza ese gráfico de mapa de calor? Gracias por sus comentarios
Estimada Cindy, puedes hacer el mapa de calor en Word o Excel. Y si prefieres usar una aplicación más especializada, te recomendamos Open source, BANTA o ERAMBA (requieren pago). ¡Saludos! 🙂